Por Natalia Nenezian
Es natural depositar en los niños el sensato deseo de trascender, de preservar vida. Por y para ello, uno intenta inculcarles lo aprehendido, y esto es, en parte, una proyección de nuestros padres, de nuestros abuelos, e inclusive de mucho antes en nuestro linaje histórico.
En más sencillas y concretas palabras; uno intenta cultivar las raíces. Como cuando una semilla crece; al tiempo que lo hace por sobre la tierra asomándose al sol, también desarrolla, por debajo, una enorme cantidad de ramificaciones que son, en esencia, las que fortalecen todo el ser.
Pero lo maravilloso, lo extraordinario, es la sorpresa que no se puede anticipar, el resultado de la combinación de elementos, de cómo el ambiente, el tiempo, el contexto interactúan para crear algo nuevo. Esto mismo sucedió el pasado sábado 3 de octubre en la presentación del conjunto “Pokr Masís”, al menos, desde mi humilde perspectiva.
Nuestros hijos interpretando danzas milenarias, con una energía tan fresca y nueva, llevándonos y trayéndonos simultáneamente a tantos lugares. Integrando, compartiendo y haciéndonos cada vez más grandes. Un festival que fue fiesta, una celebración a todos nosotros, en la que los protagonistas fueron los más jóvenes, demostrando su destreza, empeño, esfuerzo y una enorme satisfacción. Dejando también en evidencia el alma de dos personas que hacen que este conjunto de pequeños sea enorme. Deborah y Anahíd. Es tanta la gratitud por abrir esta puerta e invitarnos a ser parte de esta demostración que ha sido un derroche de hermosas emociones. ¡Aferim paya! ¡Sharunaguenk barel!
Y así será, ya que por suerte, para quienes no tuvieron la oportunidad de vivir esta experiencia, el conjunto sigue creciendo, y con nuevas incorporaciones. Realizará una participación en la ya consolidada función anual del Conjunto de Danzas Folklóricas Armenias “Masís”, el próximo domingo 8 de noviembre a las 18 en el Auditorio Belgrano (Misericordia). Pisando firme, allí estaré para disfrutarlo. No se lo pierdan.