Acto Cívico Central: Discurso del embajador de la República de Armenia, D. Alexan Harutiunian

DSC_8549«Pasaron cien años, y el Papa Francisco, un Gran Argentino, durante la Santa Misa realizada en el Vaticano en memoria de los santos mártires, recuerda los días sangrientos de 1915, cuando en el Imperio Otomano exterminaban a los armenios, y lo califica como “primer genocidio del siglo XX”.

Estimados presentes:

Estamos en un país que después del genocidio armenio acogió a nuestros mayores, compartió nuestro dolor, les ayudó a ellos a reponerse y volver a creer en la vida y en el futuro. También cien años después del genocidio este país está junto a ustedes y junto a la República de Armenia independiente.

Queridos connacionales: ustedes constituyen una parte importante de esta Argentina maravillosa. Con trabajo, con inteligencia, con dedicación, han hecho grande a este país. Pero nunca han olvidado el dolor y la patria de sus abuelos.

Apenas salvados milagrosamente del genocidio, sus abuelos emigraron a estas tierras desde Cilicia y desde toda Armenia occidental. Si yo anunciara ahora en forma ordenada los nombres de las provincias y ciudades de la patria perdida y les pidiera ponerse de pie a los presentes originarios de cada una de esas provincias y ciudades, se desplegaría ante mí el mapa de Cilicia y de Armenia histórica.

La Argentina no solo compartió nuestro dolor, sino que también reconoció y condenó el genocidio armenio con fuerza de ley. Hoy día Armenia y la Argentina están muy lejos geográficamente, aunque muy cerca en su amistad y en el amor de ustedes hacia la Argentina y hacia Armenia.

En estos días todos fuimos testigos de que todo el mundo de nobles sentimientos se irguió junto a nosotros y compartió nuestro dolor en Armenia, junto al pueblo de Armenia, el día 24 de abril, y, en diferentes países, junto a las comunidades armenias. Inclusive en los países donde no hay armenios o son muy pocos, también allí sonó la voz de la verdad.

Hoy no hablaré mucho de Turquía. En estos días del centenario de nuestro dolor todos han visto todo. Turquía no quiere enfrentarse con su historia. Turquía, de diversas formas, a veces según su criterio muy astutamente, continúa con el negacionismo. Turquía hasta ha tratado de fabricarse un nuevo 24 de abril, organizando en esa fecha actos fariseos dedicados al centenario de la batalla de Galípoli, intentando cambiar el significado del día de su gran culpa, pero el intento fue abatido absolutamente, asumiendo la responsabilidad de un nuevo 24 de abril sobre los hombros de su dirigencia, erigiendo el 24 de abril de 2015 en Galípoli el vergonzoso monumento de la negación.

Todos nosotros recordamos a nuestros mártires, que de ahora en más están en el altar de los santos; tenemos la seguridad de que el futuro del pueblo armenio y de la República de Armenia es luminoso. Tenemos nuestra patria, la República de Armenia, el victorioso Artsaj, una armenidad poderosa dispersa por el mundo y, ante nosotros, el camino hacia la victoria, ante la sagrada imagen del Ararat que se erige apenas a un corazón de distancia desde la capital Ereván.

Quiero finalizar mis palabras con una cita del Gran Jorge Luis Borges, que en este momento no es solo a los turcos a quienes pueden ser dirigidas:

«Al fin y al cabo, al recordarse, no hay persona que no se encuentre consigo misma. Es lo que nos está pasando ahora, salvo que somos dos. ¿No queres saber algo de mi pasado, que es el porvenir que te espera?».

Muchas gracias».

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