El Banco Mundial reafirma pronóstico de crecimiento de Armenia

Armenia evitará una recesión este año a pesar de la considerable desaceleración de la actividad económica producida como consecuencia de los problemas económicos de Rusia, según estiman las últimas proyecciones del Banco Mundial. De este modo, en su último informe «Global Economic Prospects», publicado esta semana, la entidad pronostica que la economía armenia crecerá un 0,8 por ciento en 2015, por debajo del 3,4 por ciento de crecimiento registrado el año pasado.

Laura Bailey, jefa de la oficina de Ereván del Banco Mundial, prevé la misma tasa de crecimiento para finales de marzo. Es una baja significativa con relación a las proyecciones anteriores realizadas el año pasado.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) ofreció un panorama similar. Si bien en abril había proyectado que el Producto Bruto Interno (PBI) de Armenia incluso caería un 1 por ciento en 2015, debido a la recesión en Rusia, últimamente ha modificado esa predicción a través de Teresa Daban Sánchez, representante del FMI residente en Ereván, pronosticando un crecimiento cero para la economía armenia, dado que los precios del petróleo se estabilizaron en febrero, ayudando a apuntalar un poco la economía rusa.

El gobierno de Armenia, por su parte, es más optimista sobre el desempeño macroeconómico del país en 2015. El primer ministro Hovik Abrahamian insistió en que el crecimiento de mayo llegará a «por lo menos 2 o 3 por ciento».

El Banco Mundial espera mayores tasas de crecimiento para 2016 y 2017, aparentemente a causa de una «modesta recuperación» prevista en Rusia. «Se prevé una contracción de la actividad económica rusa en un 2,7 por ciento en 2015, que será seguida por una modesta recuperación en 2016 a raíz de políticas para facilitan la adaptación a un nuevo entorno de bajos precios del petróleo», indica en su último informe la organización.

El informe, al mismo tiempo advierte de riesgos a la baja que aún enfrentan Armenia y otros países de Europa Oriental y Asia Central. Entre ellos se incluyen «nuevos descensos en los precios del petróleo, la escalada de las tensiones geopolíticas y contracción brusca de las condiciones financieras.»

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